12 de agosto de 2011

Los cacos se ceban con Urduliz

Una oleada de robos atemoriza a los residentes del barrio rural Dobaran

AMAIA tiene miedo. La noche del pasado viernes, un grupo de extraños entró en su casa en el barrio Dobaran de Urduliz, pusieron todo patas arriba, registraron hasta el último rincón y se llevaron sus joyas y su dinero. “Lo peor, es que la Ertzaintza dice que van a volver”, explica asustada. Desde hace seis meses, los caseríos y chalés de esta zona están siendo asaltados por una “banda de ladrones organizada” en una oleada de robos que tiene a la Ertzaintza “saturada” y a los vecinos atemorizados.

Alrededor de las ocho de la tarde del pasado viernes, Amaia y, poco después su marido, salieron de casa, “debían estar vigilándonos porque los ladrones no entraron hasta que la casa no estuvo vacía”, asegura. Esa es su forma de actuar. Y es que este grupo organizado utiliza siempre la misma metodología.

Esperan en la parte más sombría de la casa, entre la maleza del monte, a que los inquilinos abandonen la vivienda. Evitan toparse con ellos porque saben que así el delito, en caso de ser detenidos, es menor. Entonces, acceden a la propiedad y, una vez dentro, drogan a los perros con alguna sustancia sedante. “Les atontaron con un spray o algo así, porque los animales estaban como drogados y no pudieron hacer nada a pesar de que están adiestrados”, aclara.

Los asaltantes entran a la vivienda abriendo un orificio en una ventana y ayudándose con una herramienta accionan la manilla, abren la ventana y, vía libre. “En mi caso entraron a través de la terraza. La casa estaba revuelta de arriba abajo, revisaron todo. Los colchones levantados, los armarios vaciados, todas las cosas por el suelo tiradas...

No se podía ni andar”, describe. Una imagen dantesca que se agravó con la incertidumbre de no saber si los allanadores continuaban en la vivienda o no. “Subí las escaleras sin saber lo que me iba a encontrar. Estaba aterrorizada, no sabía si le habrían hecho algo a mi marido o si seguían allí. Fue horrible”, narra. “Hace un mes nos pasó lo mismo”, asegura. En esta ocasión, los ladrones no llegaron a entrar en su propiedad porque la joven se quedó en casa ya que se encontraba enferma. “Escuche ruidos y al bajar se marcharon”, cuenta.

ACTUACIÓN POLICIAL

Lo que más llama la atención e incomoda a esta mujer es la actuación de la Ertzaintza. “Nos dicen que están desbordados, que está habiendo una cantidad enorme de robos en toda esta zona y que no dan abasto. No me puedo creer que si están robando tanto nadie pueda hacer nada”, recrimina Amaia. Y es que, en los últimos dos meses, no solo Amaia ha sido víctima de los asaltos de esta banda. Tres semanas antes asaltaron un caserío cercano y, hace mes y medio, entraron en varias vivienda más de la zona. “Están arrasando, están robando en todas las casas y nos sentimos indefensos y nadie hace nada”, señala la joven, quien acusa a la policía vasca de abandono. “No podemos seguir con esta indefensión, nos sentimos desamparados, abandonados y desprotegidos”, afirma con rotundidad.

“Tenemos un sistema de alarma, pero los ladrones actúan rápido. Saben cuánto tiempo tienen antes de que la policía llegue. Además, el viernes, la Ertzaintza tardó 25 minutos en llegar porque vienen desde Getxo y se perdieron. ¿Cómo no pueden saber dónde estamos? No me cabe en la cabeza y más sabiendo la cantidad de robos que se están dando aquí”, reprocha. Por eso, Amaia no quiere ni imaginarse qué podría haber pasado si hubieran estado en casa en el momento del robo. “Para cuando hubiesen llegado, ya sería tarde”.

Los allanadores están “organizados y saben lo que hacen”, estudian la situación, controlan el ir y venir de los inquilinos y utilizan guantes para no dejar rastro. “La Ertzaintza ha encontrado una huella en nuestra casa pero dice que no nos hagamos ilusiones porque, seguramente, será nuestra”, cuenta decepcionada Amaia. No obstante, la Policía vasca encontró ayer la caja fuerte de este matrimonio “reventada” y abandonada en unos terrenos cercanos pertenecientes a un vecino.

“Tenemos un negocio y el viernes teníamos el dinero de la recaudación en casa. La Ertzaintza dice que dentro de tres o seis meses van a volver porque han encontrado dinero. El miedo en tu propia casa es lo peor”, expresa la joven. Tal es la indefensión que sienten los vecinos de la zona que algunos han tomado la decisión de dejarlo todo y abandonar sus hogares. “Tenemos miedo todos. Nosotros vivimos en una vivienda bifamiliar,mi cuñada y su familia en la casa de al lado, pero no vienen porque tienen una niña de tres años y les da miedo”, explica. La incertidumbre de si los ladrones volverán ha hecho que este matrimonio también se plantee abandonar su hogar. “¿Qué opción nos dejan? ¿Defendernos nosotros mismos?”, critica. Por eso, antes de tomar una decisión tan drástica, hoy mismo acudirá al Ayuntamiento de la localidad para exigir un incremento de seguridad en el barrio y una mayor presencia policial. “Estamos solos, sin ningún tipo de protección y nosotros también pagamos impuestos”, finaliza.

Fuente: deia.com febrero 2011




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