<h1>Bizkaia: Una pleamar de 5 metros </h1>

Las mareas son más acusadas a causa del equinoccio y de la luna nueva, rozando coeficientes récord durante estos días

 

El agua de la ría alcanzó a tres vehículos aparcados en el canal de Elorrieta, en Bilbao. :: MITXEL ATRIO

Aunque a los vecinos de Bilbao y de las localidades costeras ya no les asombran los espectaculares paisajes que originan las mareas vivas de septiembre, esta vez su altura ha llegado a los máximos históricos. El fenómeno ocurre cada 14 días, durante la luna nueva y la luna llena, porque la Tierra, el satélite y el sol se encuentran alineados. Pero la ausencia de luna ha coincidido ahora con el equinoccio otoñal, cuando el astro rey se encuentra sobre el Ecuador y aumenta su 'tirón' sobre la masa de agua. Por eso, la diferencia de altura entre la pleamar y la bajamar, denominada el coeficiente, fue más alta de lo habitual. El reflujo registrado antes de ayer tuvo un coeficiente de 115, cuando el máximo es de 118. El de ayer, para cuando se preveía la mayor marea del año, llegó a 111, hasta alcanzar los 5 metros. Y es que mientras que las bajamares alcanzaron los -2,3 sobre el nivel del mar, las pleamares lo hicieron crecer 2,4 metros, el máximo registrado en las tablas mareales de la provincia.

Aunque la situación no llegó a ser preocupante al no estar previstas marejadas ni temporales, según Euskalmet, el episodio dejó secuelas. Mientras los usuarios de la playa getxotarra de Ereaga eran testigos de cómo la lengua de agua «devoraba» la arena, la ría de Bilbao rebosaba, ofreciendo azules estampas de ensueño a quien conducía por la carretera ribereña de la margen derecha. Pero también sacó su lado más feo, porque la suciedad se acumuló en sus márgenes a la vista de todos. Y sus aguas volvieron a anegar el canal de Elorrieta, en el bilbaíno barrio de San Ignacio, y la calle Canal de Deusto. Los vecinos ya están más que acostumbrados y parecen expertos en oceanografía. «Durante el mes de septiembre se producen las mareas más altas, al parecer por el cambio de estación. Y el agua se filtra por debajo del hormigón, y desaparece con la bajamar», explicaba Graciano Rodríguez.

Alegría de pescadores

Pero a mareas vivas, aguas revueltas y alegría de pescadores. Todos pillaron cacho ayer. Ian Santisteban y sus amigos de Romo pescaban en el límite de Getxo con Leioa. A las seis y media de la tarde ya se habían cobrado su primer trofeo: una mojarra de medio kilo. «Con las mareas vivas se agitan más los fondos y entran más peces. Es un buen día para pescar», afirmaba.

En la ribera de Axpe, una treintena de gaviotas contemplaban silenciosas la superficie en un saliente de los antiguos muelles a la espera de que los primeros pececillos comenzaran a asomar. Y en la frontera de Erandio con Bilbao, otro trío de arrantzales confiaban en que más chicharrillos picaran el anzuelo. «Estos días se preveían estos reflujos. Entran más nutrientes a la ría y más agua salada. Y se nota que hay más vida en las aguas», explicaba Ramón Simón, del barrio de San Ignacio.

Fuente: elcorreo

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