<h1>260 multas por orinar en la calle en Bilbao </h1>

Esta falta de civismo, que se dispara durante las fiestas, acapara el 70% de las sanciones por vulnerar la ordenanza de limpieza

Un joven no se corta un pelo y orina en la vía pública a plena luz del día. :: J. F.

Para quien tiene tiempo, ganas o necesidad de leerlo, el Boletín Oficial de Bizkaia no sólo ofrece un retrato de la maquinaria administrativa, sino también de los ciudadanos.

Es frecuente encontrarse con listados de multas de tráfico y reseñas de conductas incívicas, que se relatan de esta manera: 'Depósito de cartón en vía pública. Rodríguez Arias. 16 de abril de 2010. 16.57 horas'. 'Orinar en la vía pública. Bruno Mauricio Zabala. 30 de septiembre de 2010. 00.28 horas'. Dos escenas muy diferentes que, meses después y tras seguir el procedimiento, acaban teniendo el mismo precio para el infractor: 375 euros.

Hay, sin embargo, una gran diferencia. Mientras otras infracciones son cada vez menos frecuentes, orinar en la vía pública es «el tema estrella» de las multas por vulnerar la ordenanza de limpieza.

De las 367 que se han impuesto en lo que va de año, 260 obedecen a este motivo, siempre a partir de denuncias de la Policía Municipal. «Mucha gente cree que esto no se sanciona, y se equivoca», explican fuentes del área de Obras y Servicios, que en esta materia colaboran con la de Seguridad.

La normativa permite un castigo de entre 1 y 750 euros y a menudo se opta por una cantidad salomónica, aunque se tienen en cuenta posibles atenuantes y, sobre todo, la reincidencia. La primera vez puede quedar en treinta euros, pero si se toma por costumbre se llegan a pagar 750.

Queda el consuelo de que son pocos los reincidentes, porque «al que le pegas un susto, no lo vuelve a hacer», dicen los responsables municipales. Las zonas de copas son las que más sufren la 'incontinencia', que se dispara en Aste Nagusia a pesar de que cada año se ponen más urinarios portátiles. La Policía Municipal intensificará la vigilancia en el recinto festivo «porque a las ocho de la mañana empiezan los concursos gastronómicos y la gente no tiene por qué aguantar malos olores».

Pintadas muy caras

A pesar de las imágenes poco edificantes que todos hemos visto alguna vez, lo cierto es que los bilbaínos están algo más concienciados con la limpieza de su ciudad. El número de expedientes tramitados este año es similar al de 2010, pero queda muy lejos del de 2007, cuando se contabilizaban el doble de infracciones.

Las campañas de sensibilización y la propia transformación de la villa han quitado el polvo y otro tipo de sustancias a las aceras. Es destacable el descenso de los cartones y desperdicios que se acumulan fuera de los contenedores, con 30 multas en lo que va de año. Alrededor de la mitad, 17, son las que se imponen por no retirar excrementos de perros de la vía pública. Las papeleras con bolsa colocadas en zonas verdes han hecho una gran labor contra las temidas 'minas'.

Las pintadas engañan. Tienen poco peso en la estadística -cinco expedientes-, pero la retirada de inscripciones, pancartas o carteles devora cada año una partida de 800.000 euros de los presupuestos municipales. Como referencia del gasto que supone, la reciente peatonalización de la calle Lutxana ha costado 477.000 euros. El problema es que, si no se les sorprende 'in fraganti', es muy difícil identificar a los responsables. El mapa de la suciedad urbana se completa con otras estampas menos frecuentes. Algunas parecen ajenas a nuestros tiempos, como la gente que arroja basura por la ventana, pero ocurren. Limpiar el coche en la calle, echar aceite vegetal en un contenedor o salir de una obra con el vehículo cubierto de polvo, repartiendo partículas, tampoco sale gratis si el Ayuntamiento puede evitarlo.

Fuente: elcorreo.com

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