El transbordador culmina su puesta a punto tras once meses de obras y casi dos millones de inversión
Vista del Puente Colgante (Zigor Alkorta)
Portugalete. El tiempo no pasa en vano para nadie. Y el Puente Colgante que une Portugalete con Getxo ya tenía demasiadas heridas de guerra. Sin embargo, hoy lucirá con un brilló especial.
Y no solo por el deslumbre que le otorga su cambio de color, que a primera vista es lo que más llama la atención, sino porque el transbordador, declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco, se ha sometido durante los últimos diez meses a una profunda remodelación. "La más importante de su historia", como la describe Jose Antonio Dolara, director de relaciones institucionales del puente.
Desde que la estructura fue volada en plena Guerra Civil -1937-, en la margen de Getxo por los republicanos del Ejército del Norte, no se había vuelto a poner una andamio sobre el Puente Colgante.
Por eso, hoy es un día especial en el calendario de la historia del transbordador. En su cuaderno de bitácora quedará registrada esta fecha como el día en el que volvió a renacer, una vez más. Y es que, aunque no lo parezca, la gigantesca estructura de hierro, que se levantó en Portugalete "donde estaba la riqueza por entonces", como cuenta Dolara, hace 118 años ha renovado todas sus entrañas. Casi dos millones de euros, ha supuesto la obra -1.079.540 euros subvencionados por el Ministerio de Fomento y 100.000 aportados por la Diputación Foral de Bizkaia-. "No ha sido un capricho", se apresura a apuntar Dolara. "El puente lo necesitaba tenía parte de su estructura dañada por la edad, el salitre, la humedad....".
Para identificar esos daños, la empresa concesionaria encargó un chequeo a la ingeniería Idom. A través de un escáner tridimensional, los ingenieros detectaron que los pilares que sujetan el puente en ambas márgenes de la ría se encontraban deterioradas. "Las barras de hierro que se entrecruzan a lo largo de las columnas estaban abombadas".
Casi un año de andamios Las obras se han alargado durante casi un año. Las previsiones apuntaban a que el funcionamiento del puente no se viera afectado por esta cirugía de consolidación de sus sistemas. Pero el calor, y la lluvia de julio retrasaron demasiado los trabajos y, aunque en un principio se trabajaba por la noche, el transbordador tuvo que cerrar sus instalaciones durante toda una semana. "Por seguridad para los viajeros teníamos que parar. Intentamos trabajar por la noche, pero al final, para adelantar tiempo, trabajamos durante toda el día", recuerda Dolara fijando su vista en los carriles que sujetan la barquilla. Y es que ese ha sido, quizá, el trabajo más laborioso de toda la remodelación. El carril de rodadura del tablero superior, que transporta la barquilla de un lado para otro, ha sido cambiado completamente -posee 320 metros de longitud- y ha sido creado específicamente para el Puente Bizkaia. "Como no hay otro de estas características, todos los elementos que hemos sustituido han sido fabricados expresamente para el transbordador", indica el portavoz. Los efectos del nuevo carril serán perceptibles por los usuarios ya que, según adelanta el propio Dolara, las vibraciones en la barquilla disminuirán, "además de que aporta mayor seguridad a los viajeros", añade.
A pesar de que hace una semana que se retiraron los andamios de los pilares del puente "fue un auténtico espectáculo ver cómo los ponían y los quitaban", describe Dolara, las obras no se han dado por finalizadas hasta ahora "porque aún faltaban por instalar toda la iluminación". Además, la empresa concesionaria del servicio cambiará el pavimento de la barquilla por uno de alta generación que sea eficaz ante el aceite, el salitre, "lo último en el mercado, lo mejor", destaca.
La lista de los cambios que ha experimentado el centenario transbordador en los últimos meses es casi interminable. "Han sido muchas cosas", cuenta. Los ascensores que ascienden hasta la pasarela peatonal del puente, -a 46 metros de altura sobre el mar- ahora son los "más punteros". De acero inoxidable y con tecnología transmitida a través de ondas de radio encriptadas que evitan los efectos derivados del viento. "Solo hay dos más como estos; en Suiza, para acceder al monte Burgenstock, y en Bélgica, para acceder al lago Barrage de la Gileppe", enumera orgulloso Dolara.
La explicación continúa entre términos como péndolas, arriostramientos y ménsulas... "Se ha hecho mucho", reconoce, "pero la gente se fija más en el color. Es lo más llamativo", apunta el portavoz. Y es que a nadie se le escapa que donde antes había negro, ahora hay un rojo vena Somorrostro.
Fuente: deia
ENCINAR ADMINISTRACIÓN DE FINCAS le asesora sobre todas estas cuestiones. Pídanos presupuesto sin compromiso: Encinar Administradores de Fincas - C/ Estartetxe 5 2ª planta dpto. 205 - (48940) - Leioa - Vizcaya - Teléfono 94 402 27 35 - Fax. 94 402 27 37 encinarxxi@gmail.com
Prestamos servicios como administrador de fincas en los municipios de Leioa (incluyendo la zona de Artaza y Lamiako) - Getxo (incluyendo Las Arenas, Romo, Santa Maria de Getxo, Algorta y Neguri) - Berango - Sopelana - Erandio ( incluyendo Astrabudua - Sestao - Portugalete - Santurtzi - Barakaldo (incluyendo San Vicente, Ansio, Galindo, Zaballa, Larrea, Rontegi, Beurko, Zuazo, Retuerto, El Regato, Burtzeña y Cruces) - Valle de Trapaga o Trapagarán - Zamudio -Bilbao (incluyendo Begoña, Deusto, San Ignacio y Sarriko).
Y no solo por el deslumbre que le otorga su cambio de color, que a primera vista es lo que más llama la atención, sino porque el transbordador, declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco, se ha sometido durante los últimos diez meses a una profunda remodelación. "La más importante de su historia", como la describe Jose Antonio Dolara, director de relaciones institucionales del puente.
Desde que la estructura fue volada en plena Guerra Civil -1937-, en la margen de Getxo por los republicanos del Ejército del Norte, no se había vuelto a poner una andamio sobre el Puente Colgante.
Por eso, hoy es un día especial en el calendario de la historia del transbordador. En su cuaderno de bitácora quedará registrada esta fecha como el día en el que volvió a renacer, una vez más. Y es que, aunque no lo parezca, la gigantesca estructura de hierro, que se levantó en Portugalete "donde estaba la riqueza por entonces", como cuenta Dolara, hace 118 años ha renovado todas sus entrañas. Casi dos millones de euros, ha supuesto la obra -1.079.540 euros subvencionados por el Ministerio de Fomento y 100.000 aportados por la Diputación Foral de Bizkaia-. "No ha sido un capricho", se apresura a apuntar Dolara. "El puente lo necesitaba tenía parte de su estructura dañada por la edad, el salitre, la humedad....".
Para identificar esos daños, la empresa concesionaria encargó un chequeo a la ingeniería Idom. A través de un escáner tridimensional, los ingenieros detectaron que los pilares que sujetan el puente en ambas márgenes de la ría se encontraban deterioradas. "Las barras de hierro que se entrecruzan a lo largo de las columnas estaban abombadas".
Casi un año de andamios Las obras se han alargado durante casi un año. Las previsiones apuntaban a que el funcionamiento del puente no se viera afectado por esta cirugía de consolidación de sus sistemas. Pero el calor, y la lluvia de julio retrasaron demasiado los trabajos y, aunque en un principio se trabajaba por la noche, el transbordador tuvo que cerrar sus instalaciones durante toda una semana. "Por seguridad para los viajeros teníamos que parar. Intentamos trabajar por la noche, pero al final, para adelantar tiempo, trabajamos durante toda el día", recuerda Dolara fijando su vista en los carriles que sujetan la barquilla. Y es que ese ha sido, quizá, el trabajo más laborioso de toda la remodelación. El carril de rodadura del tablero superior, que transporta la barquilla de un lado para otro, ha sido cambiado completamente -posee 320 metros de longitud- y ha sido creado específicamente para el Puente Bizkaia. "Como no hay otro de estas características, todos los elementos que hemos sustituido han sido fabricados expresamente para el transbordador", indica el portavoz. Los efectos del nuevo carril serán perceptibles por los usuarios ya que, según adelanta el propio Dolara, las vibraciones en la barquilla disminuirán, "además de que aporta mayor seguridad a los viajeros", añade.
A pesar de que hace una semana que se retiraron los andamios de los pilares del puente "fue un auténtico espectáculo ver cómo los ponían y los quitaban", describe Dolara, las obras no se han dado por finalizadas hasta ahora "porque aún faltaban por instalar toda la iluminación". Además, la empresa concesionaria del servicio cambiará el pavimento de la barquilla por uno de alta generación que sea eficaz ante el aceite, el salitre, "lo último en el mercado, lo mejor", destaca.
La lista de los cambios que ha experimentado el centenario transbordador en los últimos meses es casi interminable. "Han sido muchas cosas", cuenta. Los ascensores que ascienden hasta la pasarela peatonal del puente, -a 46 metros de altura sobre el mar- ahora son los "más punteros". De acero inoxidable y con tecnología transmitida a través de ondas de radio encriptadas que evitan los efectos derivados del viento. "Solo hay dos más como estos; en Suiza, para acceder al monte Burgenstock, y en Bélgica, para acceder al lago Barrage de la Gileppe", enumera orgulloso Dolara.
La explicación continúa entre términos como péndolas, arriostramientos y ménsulas... "Se ha hecho mucho", reconoce, "pero la gente se fija más en el color. Es lo más llamativo", apunta el portavoz. Y es que a nadie se le escapa que donde antes había negro, ahora hay un rojo vena Somorrostro.
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