<h1>Los bomberos dejan de hacer rescates en ascensores para evitar destrozos </h1>

Salvo que haya riesgo vital, las emergencias son atendidas en primera instancia por las empresas de mantenimiento


Los bomberos rescatan a una mujer y a sus dos hijas de un ascensor. :: LUIS CALABOR

Los cuerpos de bomberos de Euskadi ya no harán más rescates de personas atrapadas en ascensores, salvo que exista riesgo vital para alguno de sus ocupantes. El Gobierno Vasco y las asociaciones de empresas del sector han llegado a un acuerdo para modificar el protocolo de intervención en estos casos y evitar así «destrozos innecesarios» en las cabinas de los elevadores, que luego recaían sobre las comunidades de propietarios. La medida, que ya está en vigor, prevé que sean los operarios de mantenimiento de la compañía instaladora los que intervengan en primera instancia en esos incidentes.

Cuando alguien se queda encerrado en un ascensor, ya sea por avería o por un corte en el suministro eléctrico, tiene distintas posibilidades para dar la voz de alarma, en función del tipo de elevador de que se trate. Si es de un aparato relativamente nuevo, cuya instalación sea posterior a 1999, puede hacerlo a través de un interfono existente en la cabina que le pone en comunicación directa con la empresa mantenedora. Así quedó establecido en un real decreto, que obliga a todos los ascensores colocados a partir de esa fecha a contar con «un equipo de comunicación bidireccional, que permita una comunicación permanente con un servicio de intervención rápida».

«Daños innecesarios»

Sin embargo, el problema surge cuando se trata de un ascensor más antiguo, que son mayoría en Euskadi. Según los datos de la asociación de ascensoristas vascos Eigel, tres de cada cuatro aparatos en funcionamiento son anteriores a esa normativa y no cuentan con telefonillo. En estos casos, lo más habitual es que alguna de las personas atrapadas llame a través de su móvil al 112, que de inmediato moviliza a los bomberos. Y los efectivos, cuya prioridad es salvar a las personas, causaban en numerosas ocasiones «daños innecesarios que no se correspondían con una situación real de peligro», reconoce el director de Emergencias del Gobierno Vasco, Pedro Anitua.

Cada semana los bomberos realizan una decena de actuaciones de este tipo (410 en el último año). Según explica el responsable del Ejecutivo, los agentes recibían «constantemente» cursillos sobre técnicas de intervención en ascensores con el fin de poder actuar en el menor tiempo posible y minimizar los daños. Sin embargo, este esfuerzo de reciclaje no era suficiente: el amplio catálogo de modelos de elevadores existentes en el mercado y la cada vez mayor sofisticación de las maquinarias hacían prácticamente imposible que los bomberos pudiesen saber con precisión cómo actuar en cada caso y hacer una intervención limpia. «Antes, los ascensores eran estándar y era fácil saber cómo desbloquearlo para abrir el habitáculo. Pero ahora son cada vez más complejos. Cada empresa tiene su propio modelo y utiliza distintos sistemas electrónicos».

«Despilfarro de recursos»

Ante esta situación y tras constatar que muchas llamadas al 112 «también se hacían innecesariamente desde ascensores dotados de telefonillo», las direcciones de Emergencias y Seguridad Industrial del Gobierno vasco acordaron con la treintena de empresas agrupadas en Eigel un nuevo protocolo de intervención, que ya está en vigor. Así, cuando SOS Deiak recibe una llamada desde un ascensor, el operador la remite a la compañía encargada de su mantenimiento, que debe desplazar a un técnico de inmediato. Eso sí, cuando la persona esté en situación de riesgo o cumpla cualquier supuesto que aconseje su rescate a la mayor brevedad posible «se mandará a los bomberos», recalca Anitua.

Según el presidente de Eigel, Juan Luis Pérez Mateos, este modo de actuación es «mucho más coherente» y evita, en la mayor parte de los casos, «un despilfarro de recursos que no venían al caso. En numerosas ocasiones, cuando llegaban nuestros operarios se encontraban allí a un montón de efectivos de Emergencias, cuando nosotros podríamos haber resuelto el problema fácilmente». Además, Pérez Mateos reconoce que, en determinados modelos de elevadores, acceder a su maquinaria «requiere un cierto entrenamiento que incluso puede poner en riesgo a los propios bomberos». En lo sucesivo, estos seguirán asistiendo a cursillos periódicos de rescate en ascensores, aunque «no tan enfocados a las maquinarias», apunta Anitua.

La medida ha obligado a las compañías ascensoristas a «racionalizar los recursos» para poder atender todas las emergencias. Según el acuerdo suscrito, si ocurriese una incidencia masiva -por ejemplo, un corte de luz en una zona amplia- que acarrease el parón de un número elevado de ascensores, las empresas se han comprometido a desplazar a técnicos de otros territorios.

Fuente: eldiariovasco.com

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