11 de septiembre de 2011

Coste social de no realizar controles de plagas

Las empresas de control de plagas llevan a cabo una actividad indispensable para
la sociedad, al mantener en niveles sanitariamente aceptables aquellas especies
que deterioran la salud pública, el bienestar de los ciudadanos y la calidad del
medio ambiente.

Las empresas que se dedican al sector DDD (Desratización, Desinsectación y
Desinfección) cumplen con una necesidad patente en la vida diaria que radica en
la importancia de controlar aquellos organismos nocivos que puedan constituir un
riesgo para la salud. Precisamente,
la importancia de esta actividad deriva de la
misma definición de plaga: “todo conjunto de seres vivos que se encuentran en
una densidad tal que puede llegar a dañar o constituir una amenaza para el
hombre y/o su bienestar”. Dado que es imposible eliminar de nuestro entorno a
estos microorganismos, insectos y roedores, se hace necesaria la existencia de
profesionales que aseguren el mantenimiento de la salud ambiental y la salud
pública, mediante un control efectivo y eficaz de las plagas que nos rodean.

¿Qué supone cohabitar con microorganismos, insectos o
roedores?


Riesgos sanitarios

Todas las plagas son contaminantes potenciales y transmisoras de enfermedades
que, en muchos casos, pueden llegar a ser de extrema gravedad. En términos
generales, estas especies suelen alimentarse de cualquier desecho animal y,
frecuentemente, habitan en alcantarillados, vertederos y zonas marginales a las
que es difícil que acceda el hombre. No obstante, una grieta mal sellada, un
desagüe atascado, una acumulación de basura o una deficiente higiene en una
determinada instalación, puede ser la válvula de escape para que los insectos o
roedores penetren en los edificios habitados por el hombre. Es lógico por tanto,
que estos animales que residen en el entorno urbano transporten
microorganismos patógenos en su piel, patas y aparato digestivo, que luego
depositarán como agentes infecciosos sobre alimentos y utensilios que utilizamos
para cualquier actividad.


Por citar sólo algunos ejemplos, baste decir que las plagas de ratas y ratones
transmiten a su entorno enfermedades como la salmonelosis, la leptospirosis, el
tifus, neumonías, fiebres por mordeduras y diarreas. En el caso de los insectos las
enfermedades que pueden provocar son múltiples y diferentes dependiendo del
vector que las origine. Las moscas y cucarachas son transmisoras de disentería y
salmonelosis; el mosquito Anopheles es el causante de la malaria y, en
consecuencia, de gran parte de las muertes infantiles en muchos países de África;
la mordedura de las pulgas puede causar dermatitis y alergia, los piojos pueden
provocar fiebres intensas, las hormigas infestan los alimentos que luego comen las
personas, etc.
Aunque estos ejemplos parezcan lejanos, en un mundo cada vez más globalizado,
en el que las fronteras físicas ya no son un obstáculo para la expansión de
especies nocivas, se hace necesario un control exhaustivo y eficaz de las plagas.
La mejora de las infraestructuras aeroportuarias y la liberalización del comercio
internacional durante los últimos años, han permitido que los organismos
patógenos atraviesen los océanos con la misma facilidad y rapidez que lo hacen
los barcos, los aviones y las personas.

España no está al margen de esta realidad, que afecta por igual a países
desarrollados y subdesarrollados. La falta de medidas de control en el embalaje y
transporte de mercancías y el desarrollo de rutas comerciales y turísticas con
países, cuyas medidas higiénico-sanitarias no son tan estrictas como en España,
han propiciado la aparición de nuevas plagas susceptibles de provocar situaciones
de riesgo para la salud humana y medioambiental. En estas situaciones, el trabajo
de las empresas de control de plagas es capital, puesto que una detección previa
y una actuación profesional a tiempo puede ahorrar cuantiosos costes sanitarios,
económico y medioambientales

Tradicionalmente, asociamos la actividad del control de plagas sólo con el control
de insectos y roedores, pero nada más lejos de la realidad. La cualificación que
están adquiriendo los profesionales de este sector está siendo demandada para
realizar otros servicios tales como la desinfección de las instalaciones que pueden
servir de amplificación a la bacteria de la legionella, una epidemia que en 2004
afectó a un elevado número de personas en toda España. La desinfección de este
tipo de contaminación requiere, por parte de los técnicos que lo llevan a cabo,
unos conocimientos científicos sobre la legionella y su comportamiento,
conocimientos técnicos sobre los materiales que se utilizan y sobre las
instalaciones donde se desarrolla, y conocimientos sobre seguridad e higiene
tanto de las personas que llevan a cabo la desinfección como de la forma de
actuar cuando se utilizan productos químicos.

Daños económicos

Una de las actividades principales de las empresas de control de plagas es el
control de termitas. Las pérdidas económicas derivadas de la aparición de termitas
en los edificios se cifran, anualmente, en millones de euros. Las termitas están
presentes en todo el territorio español, especialmente en los cascos antiguos de
las ciudades, sin distinción de viviendas particulares y edificios públicos. Ni
siquiera el Patrimonio Nacional se ve libre de ellas, ya que un 80% de estas
construcciones sufre el ataque de estos insectos. Esta plaga, además acarrear
una elevada inversión para su control, supone un riesgo para la seguridad de las
personas que habitan en los edificios afectados al quedar mermadas las
condiciones de seguridad de los pilares y las estructuras en las que se asientan
las construcciones.

Además de las termitas existen otros organismos xilófagos como la carcoma, que
provoca grandes daños en museos, obras de arte, tapices, incunables, etc.; por lo
que requiere constantes inversiones que ayuden a paliar los efectos causados por
estos insectos.

Las plagas de roedores e insectos, además de constituir un riesgo para la salud,
provocan enormes perjuicios económicos si no son controladas a tiempo y por
personal cualificado. Los daños producidos por roedores en las estructuras de los
edificios, instalaciones eléctricas, alcantarillado, etc. pueden dar lugar a grandes
averías y provocar situaciones de peligro como cortocircuitos, atasco en los
desagües o averías en sistemas informáticos. Roedores e insectos pueden
producir igualmente graves deterioros en materiales o productos que pueden
quedar, prácticamente, inservibles ya que quedan estropeados o contaminados.
Determinadas aves como las palomas constituyen un serio peligro para los
edificios. Estas aves son enormemente dañinas para el patrimonio arquitectónico
debido a que depositan sus excrementos provocando manchas permanentes y
una prematura corrosión de algunas estructuras de metal, cuya limpieza y
conservación requiere una alta inversión económica.

En caso de un negocio de cara al público, la aparición de una plaga puede
constituir un motivo automático de cierre. Sólo hay que pensar en la imagen que
puede quedar en un cliente si éste observa una cucaracha paseando por la barra
de un bar o un ratón corriendo por el comedor de un restaurante. Es indiscutible
que, en estos casos, la imagen del establecimiento quedará gravemente dañada.

Daños psicológicos

La falta de limpieza en cualquier edificio crea, de por sí, un deterioro de las
relaciones de trabajo; ya que es necesario que se mantengan unas condiciones
óptimas de salubridad en cualquier instalación. Además de los daños citados, la
simple aparición de un roedor en una instalación pública puede dar lugar a
situaciones de pánico, malestar físico y psicológico que propician una merma de la
productividad e incluso, una disminución del sueño. Este malestar aumentará
considerablemente si lo que se observa es, en lugar de un individuo aislado, un
nido de avispas o una legión de cucarachas.

A la vista de todas las implicaciones que pueden tener para las personas y para el
medio ambiente la aparición de plagas urbanas, el trabajo de las empresas de
control de plagas basa su razón de ser en la prevención de estas situaciones y en
la mejora continua de instalaciones que, por sus características o por el trabajo
que se desempeña en ellas, están expuestas a la expansión de organismos
nocivos. Con estas premisas, las empresas de control de plagas prestan un
servicio profesional y de utilidad que asegura el mantenimiento del bienestar y de
la calidad en viviendas, edificios, almacenes, e instalaciones de uso público como
hospitales, centros educativos, empresas, restaurantes, medios de transporte y
organismos oficiales.

Las empresas de control de plagas están apostando cada día por incorporar a su
actividad técnicas más seguras para el hombre y el medio ambiente, además de
prácticas que resulten más eficaces para un control real de las plagas que
amenazan silenciosamente los subsuelos de nuestras ciudades.

Fuente: ANECPLA.

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